Noilly Prat: El vermouth mediterráneo
DESTILADOS Y LICORES

En 1813 el comerciante de vinos Joseph Noilly observó un cosa muy curiosa. Los vinos que transportaba a la otra punta del mundo, después de travesías que podían alargarse un año entero, envejecían de una forma bastante peculiar. Básicamente desarrollaban un color más intenso y un sabor más potente gracias al tiempo y, sobre todo, a la influencia del mar.
Anne-Rosine, hija de Louis Noilly. fue quien lideró la fortuna y elegancia francesa de la marca.

De todo aquello, hoy ha quedado una forma de hacer específica que hace de Noilly Prat un vermouth bastante peculiar. Para empezar se mezclan mostos de picpoul y clairette y se envejecen durante un año en barricas de 40.000 litros. Pasado este tiempo, el caldo se reparte entre centenares de barricas de roble de 20 a 60 años que pasarán otro año a la intemperie, en un patio llamado l’Enclos.
De esta manera, el mar, tan próximo, y el clima mediterráneo de Marseillan, emulan el envejecimiento de aquellos vinos con los que Joseph Noilly mercadeaba en el XIX. Pasados 12 meses, el vino regresa a otra bodega interior, donde macerará con una mezcla de unas 20 hierbas por 3 semanas y después reposará por 6 semanas más.
Con ciertas variaciones en las hierbas y las uvas, se obtienen las tres variedades de Noilly Prat: Original Dry, Rouge y Ambré.
Siempre es complicado definir el sabor de un vermouth pero si pudiéramos apuntar algo de Noilly Prat es que las notas marinas apenas se perciben pero… están ahí. Tal vez por eso en su zona de producción se haya establecido el ritual de acompañar el Noilly con unas ostras. Francesas, claro.