EL TE ROOIBOS

El té rojo africano
Normalmente, cuando hablamos del té, nuestra mente se desplaza sin querer al lejano continente asiático, a países donde esta planta milenaria forma parte del estilo de vida de sus habitantes desde hace siglos. Sin embargo, en los últimos tiempos las miradas giran hacia al sur de África. De allí procede el rooibos, conocido también como té rojo sudafricano, que, consumido en infusión, proporciona un sinfín de beneficios al organismo, pero sin la carga de excitantes que contienen otras bebidas como el café o el té tradicional.

El descubridor para el mundo de esta leguminosa (Aspalathus linearis) fue un emigrante ruso, Benjamin Ginsberg. Descendiente de una familia de comerciantes de té, en 1904 decidió explotar esta planta bajo el nombre de ‘té de la montaña’. En Europa se conoce por su nombre original, rooibos, que en afrikáans significa literalmente arbusto rojo. Hoy, gracias al creciente interés que ha generado esta hierba medicinal, su cultivo sirve como motor económico de numerosas comunidades pobres de Sudáfrica. Es la bebida nacional de este país, aunque los japoneses se han convertido en auténticos fieles consumidores de esta infusión terapéutica.
Una inyección de minerales

El hierro, que es tan beneficioso para fortalecer nuestro organismo, se asimila sin problemas, ya que el rooibos, al tener un escaso nivel de taninos, no dificulta la absorción de este elemento. Esta bebida es ideal para los deportistas, ya que remineraliza adecuadamente el organismo después la pérdida de sales que se produce durante la práctica del ejercicio físico.

Asimismo, los antioxidantes nos ayudan a combatir los problemas de la piel (picores, eccemas, urticarias). «En Sudáfrica se usa incluso para lavarse el pelo», nos explica Yolanda. «Es buenísimo para la piel tanto si la ingerimos como si la aplicamos como un tónico con la propia infusión».
El rooibos se considera un antihistamínico natural que no provoca somnolencia. La aspalatina y la notofagina son los flavonoides que nos permiten calmar el asma o las alergias respiratorias y cutáneas. Además, su alto contenido en vitamina C favorece la absorción del hierro.
Disfruta de una bebida sana, pero sin teína

Sus facultades excitantes son menores que las del café, ya que la acción relajante de los taninos sirve para contrarrestar sus efectos. Sin embargo, hay muchas personas que les cuesta tolerar el té o cualquier tipo de estimulante, sobre todo aquellos que padecen hipertensión, obesidad, nerviosismo o estrés.
Los aficionados a las infusiones están de enhorabuena gracias al roiboos. «Al no tener teína lo puede tomar cualquier persona, de todas las edades», nos explica Yolanda Robles, de Tea Shop. «De hecho en Sudáfrica se lo dan a los bebés que sufren habitualmente el cólico del lactante, porque otra de sus propiedades es que ayuda a relajar el aparato digestivo, gracias a la presencia de quercetina y quercitrina en su composición».
Enriquece tu dieta

Su contenido en azúcares es nulo (su sabor procede de los aceites esenciales y de las flavononas, un tipo de fructosa que no tiene calorías) y, gracias al sodio y elpotasio, conseguimos regular la retención de líquidos. A sus leves efectos diuréticos, hay que añadir sus propiedades beneficiosas para el sistema digestivo. No sólo alivia los desórdenes gástricos y ayuda a hacer la digestión, sino que también regula el tránsito intestinal. Gracias al rooibos eliminamos toxinas y nos sentimos menos hinchados.
Asimismo, se considera un buen antiespasmódico y alivia las náuseas, vómitos y diarreas. Por si esto fuera poco, los enjuagues de esta planta nos ayudan a solventar dolencias en la boca y garganta, ya sean aftas, gingivitis, faringitis u otro tipo de afecciones.
Todo un éxito

El éxito de esta planta ha llevado a comercializar la variedad verde, un producto rico en antioxidantes que no se fermenta, como sucede con el rooibos tradicional. A diferencia de lo que sucede con el té, las dos variedades tienen un sabor muy similar. «Hay expectativas de que siga creciendo mucho más su mercado», detalla Yolanda, «sobre todo porque tiene la ventaja de que se pueden hacer muchas aromatizaciones y mezclas».



Por ejemplo, ya se comercializan variedades con cítricos, frambuesa, escaramujos, chocolate, coco… Desde hace pocos meses también podemos encontrar en los supermercados las típicas bolsitas de rooibos, aunque Fer, de la tienda Tea Shop del Paseo de La Habana (Madrid), asegura que «para disfrutar al máximo de esta infusión es mejor comprarla de calidad y a granel. En las bolsitas apenas nos queda el polvo de la planta». El precio a granel se equipara al del té normal: el importe por 100 gramos (que proporciona unas 35 tazas grandes) es aproximadamente de 4,70€ euros.
Preparación y conservación
Calentar agua hasta la ebullición. Poner una cucharada de postre de rooibos por taza en la tetera. Verter agua y dejar reposar entre 2 y 5 minutos las variedades sin aromatizar, y de 5 a 6 minutos los de sabores. Filtrar. El rooibos tiene una hoja estrecha, así que necesitaremos un colador muy fino.
Se puede tomar frío, caliente, solo o aderezado con azúcar, miel o limón. También es posible infusionarlo en leche. Para su conservación, lo más adecuado es que esté en un recipiente hermético y oscuro. Se mantiene perfectamente en estas condiciones durante 6 meses, a partir de los cuales comenzará a perder sabor y aroma.