COMO SELECCIONAR UN VINO EN UN RESTAURANTE
Al llegar a un restaurante y leer la carta de vinos muchas veces no sabemos qué elegir.
Aquí, cinco consejos para no equivocarse.

1. Seleccionar un vino acorde al menú
Lo primero que hay que hacer es saber qué vamos a comer y en función de eso elegir un vino acorde al menú. Los manjares suaves van mejor con vinos suaves, mientras que los de sabor más fuerte con vinos más potentes; los blancos si son jóvenes, frescos y frutados, van muy bien con pescados y mariscos, los tintos con carnes rojas y los rosados y espumantes con todo. Pero en la cocina moderna, con tantos contrastes y matices, estas asociaciones pueden cambiar.
2. Elegir vinos por copa
Si hay una buena selección de vinos por copa lo ideal es acompañar cada plato con una etiqueta diferente, así se pueden probar varios vinos: uno con la entrada, otro con el plato principal y otro con el postre. Lo mejor es empezar con un blanco o rosado, seguir por un tinto liviano o de crianza y terminar con un cosecha tardía, espumante o bebida espirituosa. También, el vino por copa da la posibilidad de elegir por varietal, región o estilos de vinos para cada tipo de plato.
3. La opción de la botella pequeña
Para los que no quieren pedir una botella de vino entera porque es mucho, algunas bodegas ofrecen en formato pequeño (187, 375 o 500 ml.) la misma gran experiencia que al abrir la clásica botella de 750ml. y cada vez más restaurantes las incorporan ya que son ideales para los que desean beber un buen vino en su justa medida. Además, son una buena opción si hay varios en la mesa y no se ponen de acuerdo en qué vinos pedir y a su vez fomentan el beber con moderación.
4. ¿Elegir por precio o por marca?
Si el presupuesto es bajo la elección es más acotada, pero lo importante es ir a lo seguro y elegir un vino de una marca que ya conocemos o que al menos nos resulte familiar y que a su vez tenga un precio intermedio. Generalmente, en los restaurantes, los vinos de precio más bajo llevan un recargo de precio mayor que los más caros, por eso es mejor optar por un vino de gama media-alta en lugar de un vino barato y eliminar las opciones que se salen de presupuesto.
5. Fijarse en las añadas
Lo mejor es que todos los vinos lleven la añada escrita en la carta, en los blancos y rosados, lo ideal es que sean del año o a lo sumo del anterior (ya que deben ser jóvenes y de gran frescura) pero en los tintos es diferente: los de precio medio con que tengan uno o dos años está bien, mientras que los más añejos conviene dejarlos para otras ocasiones, ya que hay que saber mucho sobre el vino para pagarlo con gusto y disfrutar la complejidad de sabores que el tiempo le dio.